Murió la cantante Nina Miranda

Ausente de los escenarios durante medio siglo, falleció el domingo 1 de enero al mediodía a causa de una enfermedad terminal.

La intérprete tenía 86 años, estaba radicada en Buenos Aires y era considerada por muchos tangueros como la mejor voz femenina que dio Montevideo, su ciudad natal -en desmedro de la encumbrada Lágrima Ríos-, e hizo famosa su interpretación del tango "Maula", junto a la orquesta local de Donato Racciatti, hasta que en 1955 cruzó el "charco".
Por intervención del periodista Augusto Bonardo, cantó con la orquesta de Lucio Demare en Radio Belgrano y en el sello Odeón fue acompañada por el conjunto de Graciano Gómez.
Tras haber abandonado el tango en aquella época por imposición de su esposo, un influyente industrial, volvió a lucir la misma voz de antaño en 2006, cuando se presentó en público en el bar Tuñón, junto al guitarrista Alfredo Sadi.
Miranda tomó su nombre artístico del personaje que interpretaba Libertad Lamarque en "Puerta cerrada", grabó 68 títulos y compuso los tangos "Canción para mi amor" y "No hagas caso de la gente".
La razón de tanta ausencia frente a los micrófono fue "el amor que pudo más", relató la cantante en aquella oportunidad. "Mi esposo me conoció cantando, pero cuando llegó el momento de los papeles me dijo: 'O el tango o yo'."
El hombre falleció en febrero de 2006 después de una larga enfermedad y su amiga de toda la vida, Elba Cosentino, convenció a Nina de que el mejor remedio contra la tristeza y el dolor era volver al tango.
En su regreso a los escenarios, Miranda se sorprendía por la edad de sus admiradores: "Conozco chicas de 40 años que me siguen y yo le pregunto por qué, si cuando dejé de cantar todavía no habían nacido, pero me dicen que sus padres tenían mis discos".

Consultada sobre los años que estuvo alejada de la actuación confesó que no cantaba. "Me había alejado totalmente, pero el instrumento, la garganta, no se agota; aunque yo pensé que tenía las cuerdas vocales atrofiadas", apuntó.

Acompañada a un maestro de canto por sus amigas, Nina se sorprendió: "Nunca, en mi vida de profesional, había hecho ejercicios de vocalización, tenía impostación natural y ahora estoy cantando como antes, aunque tuve que bajar un poquito el registro".
Sobre su llegada a la Argentina rememoró las gestiones de Augusto Bonardo, quien hasta 1955 estuvo exiliado en Montevideo por su exacerbado antiperonismo y luego alcanzó un rango jerárquico en comunicaciones durante la dictadura militar subsiguiente.
Sobre las supuestas diferencias en el fraseo y la intención de los cantores uruguayos y argentinos, Miranda retrucó: "No hay ninguna, y si no fíjese en Julio Sosa, con el que empezamos juntos y fue un querido compañero".

Fuente: Télam

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